El fin de semana pasado, en una de nuestras, ya tradicionales, cenas de los viernes, vino uno de nuestros amigos, bueno, en realidad creo que el único amigo en común del grupo, y lo que suele surgir de temas de conversación cuando el está cerca suele ser todo y cuanto aquello nos enseñaron a no sacar en una reunión social: política, religión y SEXO.

¿A caso a todo el mundo le pone nervioso la palabra SEXO? Hombre, no es como hablar del tiempo, pero opino que si es entre amistades no importa que se hable del tema, al revés, suele ser bastante revelador hablar con un tío de SEXO sin que termine la conversación diciendo "y ahora que, echamos un pinchito?"

Suele ser revelador, sí, hasta que empezamos hablar de lo que le gusta a los tíos , eso ya no resulta revelador, mas bien suelen ser una decepción. ¿Acaso no se puede hablar del tema sin que salgan gustos personales? Cierto es que los hombre en el campo del SEXO pueden llegar a ser egoístas, ¿pero acaso no lo somos todos cuando hablamos de llegar al punto álgido del acto?, que si les gustan con el pelo lago, que si con las piernas duritas... ¿estamos hablando de mujeres o de fruta?

Y lo mejor de todo fue cuenco salió la palabra PAVO, entonces fue cuando ya me estaba preguntando si hablábamos de SEXO o de la lista de la compra... Hasta que Marta (no es el nombre real) y yo nos miramos y comprendimos a que se refería con una cara de sorpresa y que la mía desemboco en asco, para abreviar solo diré que el año que viene por navidades cuando m abuela ponga pavo me plantearé mucho mucho si comerlo, no diré más.

Al final pocas cosas resultaron reveladoras esta vez y sí que nos quedó claro que no habléis de gustos con un tío, pueden pasar dos cosas, que se lo tomen al pié de la letra y que se depriman (porque la figura de las tías está muy idealizada) o que salgan diciendo eso de (de qué puñetas estábamos hablando ... hemos pasado de SEXO a Pamela Anderson... aaaahhhh vaaaleeee)

Y con todo esto, bss y hasta la próxima...

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