Todos cometemos errores. Pero son los mas diminutos los que pueden cambiar toda una vida. Una mala decisión , un gesto impulsivo , olvidar algo o incluso un cruce de miradas. Es tan ... tan simple ... sin darte cuenta puedes abrir y cerrar los ojos , vuelvelos a abrir , y de repente te ves metida en un problema al que a veces le puedes encontrar solución, y otras la solución está tan escondida , que nuestros esfuerzos son en vano y podemos empeorar la situación.
Es todo tan simple. Tan claro de ver y tan fácil de romper. Somos nosotros mismos quienes nos complicamos explicando, viendo , entendiendo, ablando , oyendo ... racionalizamos todo de una manera que , esa idea tan simple que teníamos, que estaba ahí, en un principio , ahora es un rizo rizado y vuelto a rizar. Una y otra y otra y otra vez.
¿Y tanta tontería escrita? Pues nada. He abierto una entrada y he escrito por amor al arte, como se suele decir. Y así he terminado por escribir paridas mentales que van saliendo y tal cual las voy tecleando en este ordenador, que ya anda haciendo cosas raras como cada X tiempo que le toca hacer esas cosas raras. Que, aunque yo sea de la generación Nintendo, o eso dicen, para mi , mi ordenador sigue haciendo cosas raras.